domingo, 30 de agosto de 2009

El escritor inexistente

El escritor inexistente
Distante a la imagen del literato exitoso, los escritores regionales hacen malabares con su suerte para sobrevivir de un oficio que en algunas ocasiones “no vale la pena”
Stephany Bland Ros /El Mundo de Orizaba
México 30 de agosto, 2009
Con un aspecto desaliñado, un cigarro que se consume en el cenicero, probablemente algún vaso de whisky junto a él; un cuarto silencioso y desordenado donde sólo se escucha el golpeteo de una maquina de escribir.
Hollywood y sus clichés nos remiten a esta imagen cuando pensamos en la palabra escritor. En la realidad esto no es así si se analiza con lupa la región. Las cosas lucen aún más desfavorables, no sólo para los autores sino para la lectura en sí. Enrique Varela es un escritor de Tehuacan que asegura que el ser escritor “no es algo que valga la pena”, y continúa: “Es una aportación importante y una gran experiencia el hacer un libro, pero son propiamente para el consumo interno.
Y recuerda con nostalgia que “antes había más posibilidades de que te leyeran, pero se ha ido perdiendo, ahora predomina la lectura fácil, la tinta roja, la pornografía. Los libros han sido sustituidos por la televisión”. Así de gris está el panorama en las ciudades pequeñas.
Varela insiste: “Si alguien quiere publicar, en primer lugar debe estar loco, en segundo, tener mucho dinero para poder vivir haciendo libros y en tercer término debe ser muy vanidoso. Esta idea de que quien se dedica al arte está condenado al fracaso es sembrada en nosotros desde que somos niños. ¡Te vas a morir de hambre!, escuchas cuando de tu boca sale: quiero ser escritor.
La escritora Guadalupe Martínez opina: “Es momento de combatir esas ideas, porque cualquier actividad si se hace con pasión da resultados. Con mayor o menor trabajo pero tarde o temprano los da”. Y nos explica: “cada quien habla como le va en la feria. Yo me propuse lograr vivir de esto, difundir mi obra y lo he logrado”.
La receta: ella no sólo escribe sus libros sino que los corrige, edita, imprime, corta, empasta, diseña la portada, los comercializa y promociona. Es su propia empresa, al igual que el escritor Mario Berruecos, quien creo su “Editorial inexistencia”, que respalda a él y a sus libros.
El paisaje en Córdoba y Orizaba es similar. Existen cuatro librerías en cada ciudad. Patricia Figueroa, empresaria, nos cuenta: “Abrí la librería como necesidad personal, porque las que existían hace siete años no tenían más que libros de texto, y confiesa: “en Orizaba es más elevada la venta. No sé si los compran y los leen, pero sé que hay más interés por la cultura (que en Córdoba)”.
Aun con los esfuerzos, el futuro de la lectura en la región no está claro, no importa cuantas librerías existan, el consumo sigue siendo mínimo, los lectores escasean y los escritores están a punto de desaparecer. La situación está a la deriva.
Pesimismo
El otro problema del escritor
El problema para los escritores es que la nueva generación no está leyendo. Desde 2007, las cifras de la lectura en México son alarmantes, mientras en países de Sudamérica, aún se mantiene el hábito de la lectura. Se calcula que el 70 por ciento de los mexicanos en educación primaria y hasta universidad no lee. De acuerdo a cifras de la UNESCO en el país se lee medio libro por habitante al año.
A diferencia de esta situación, en Argentina, Chile y Uruguay el número es mayor, pues se estima que se leen al menos tres libros al año.
Cifras Del Desplome
35
II Mil nuevos títulos hay cada año en México
.60
II Libros por habitante se produjeron en 2005
69
II Por ciento se redujo la producción de libros en 2006
85
II Por ciento menos adquirieron en libros las bibliotecas
43
II Por ciento de las librerías han cerrado en los últimos 10 años
5
II Por ciento de los municipios se cubren con las librerías en el país
40
II Librerías cierran cada año en México
431
II Librerías serán las existentes en 2010, se pronostica
2
II De cada 10 libros tienen un origen ilegal
40
II Por ciento de los libros en el mercado se fotocopian
50
II Por ciento menos se paga por un ejemplar pirata
90
II Por ciento de la actividad editorial se encuentra en el DF

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