jueves, 6 de agosto de 2009

A esconderse que ahí viene la basura


A esconderse que ahí viene la basura

Francisco Javier Chaín Revuelta

Así decía profética una vieja canción. Desde esa época no se necesitaba ser iluminado ni siquiera mediano observador para predecir que la basura nos ahogaría, debido al crecimiento geométrico del salvaje capitalismo y debido a la imposición de gobernantes tan inútiles como incapaces y sólo preocupados de no soltar la ubre presupuestal.

Ese momento del ahogo ha llegado. Incluso más pronto de lo pronosticado. Debido a que el capitalismo se ha vuelto más salvaje que todo lo más salvaje que usted pueda imaginar, debido a que los gobernantes son los más inútiles de todos las más inútiles que hay en este mundo, debido también a que los gobernantes son los más incapaces de todos los más incapaces, y mucho también, debido a que los gobernantes son los mayores adoradores de todos los mayores adoradores del oro y del dinero.

En la región central de Veracruz no saben donde colocar la basura fuera de los inmensos focos de infección de los tiraderos de basura a cielo abierto y de unas escasas tumbas (“rellenos”) de basura.

Sin embargo, los gobernantes se han ocupado, eso sí, de imponer y cobrar a todos los vecinos una cuota por sólo recoger la basura de sus domicilios para irla a tirar y acumular a cielo abierto en las afueras de sus pueblos y ciudades. Es decir, cobran a la población por sólo cambiar, de un lugar a otro, la basura, cuando deberían ser sancionados por crear inmensos focos de infección y contaminación que dañan la salud, no sólo de la población local, sino también de todos aquellos que viven aguas más abajo.

Los más pobres y enfermos, esos que tiene que vivir alrededor de los tiraderos de basura y esos que reciben más abajo aguas contaminadas, han dicho y le han repetido a la autoridad que ¡Ya basta!

Les han dicho que si el manejo de basura que proponen es adecuado y benéfico para la comunidad pues que lleven e instalen los tiraderos o fosas de basura en sus propios terrenos, en sus fraccionamientos, en sus campos campestres, en sus campos de golf, en sus barrios residenciales.

Sin embargo la incapacidad no cede, no ceja. A pesar de que los panteones de basura se llenan en muy poco tiempo y siempre habrá que abrir nuevos panteones, las autoridades, necias y ciegas, siguen decididas a crear inmensas fosas de basura, tumbas de desechos, en terrenos lejos de los suyos, en terrenos de los más campesinos, de los más pobres, de los más enfermos.

Sólo que ahora ya no quieren ni siquiera dar la cara, no quieren ocuparse de la basura, les queda grande el asunto. Por ello han concesionado, alquilado, rentado y pagado a compañías mercantiles privadas para que sean los que se ocupen de la basura.

Uno de tantos ejemplos de ello es la inmensa fosa, el inmenso entierro de basura que se realiza diariamente en los terrenos de la comunidad de Cecilio Terán (Estación de Balastrera) del municipio de Nogales, Ver. (el mismo lugar que fue desvastado por terrible explosión, de la cual un creyente e inútil funcionario de pemex no se le ocurrió más que echarle la culpa al jefe de los que viven en los cielos).

Así una empresa particular maneja en Balastrera, en esa tierra de Dios, una gran tumba de basura, y por agredir a la Madre Tierra con lixiviados y material no degradable, les cobra costosas facturas a los municipios de la región central de Veracruz por su labor sepulturera. Pero para que Usted documente más su optimismo, la empresa concesionaria de recibir, libre a bordo, la basura, no paga a la autoridad sus obligaciones legales correspondientes, tal como se ha señalada desde hace mucho en los medios impresos de la región.

A la gente de razón, el asunto de cómo se maneja la basura, más que rabia ya les da risa. Los niños se asombran de que los adultos no sepan que para solucionar sin costo alguno el asunto de la basura sólo se necesita tomar la orgánica y devolverla al suelo de donde surgió, la inorgánica reciclarla, y la peligrosa obligar por ley a quienes la producen a que se ocupen de ella. Los científicos tienen otras muchas maneras de convertir la basura en energía o en otros útiles productos, sólo hay que invitarlos a la mesa.

Esconderse de la basura, desatenderse de la basura no es correcto, ya ni la canción se escucha por ningún lado. Es necesario, si queremos salud y sobrevivir, no tirar ni enterrarle basura a nuestra Madre Tierra, y usar así sea un poco la cabeza, que, por si no lo sabe, sirve para algo más que para golpear balones y hablar todo el día de fútbol.

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