sábado, 15 de agosto de 2009

Woodstock se esfuma




CULTURA
Woodstock se esfuma
No hay patrocinadores que paguen los 10 millones de dólares que necesitaba Michael Lang para reeditar el mítico festival en su 40 aniversario, que se conmemora desde hoy
15.08.09 -

Hoy los porros siguen de moda, sobreviven al movimiento hippie
'The New York Times' publicó el 17 de agosto de 1969 un amplísimo reportaje sobre lo que estaba sucediendo en una granja del condado de Sullivan, muy cerca de la ciudad de los rascacielos. Superando todas las previsiones, unos 400.000 hippies celebraban un macrofestival de música desde el día 15 (hoy hace justo 40 años) y encima una tormenta había convertido todo aquello en zona catastrófica. En aquel artículo, un sargento de Policía decía que no se estaban realizando arrestos por fumar marihuana. «Si lo hiciéramos -aclaraba-, no habría sitio suficiente en Sullivan ni en los tres condados más cercanos para meterlos a todos». Hoy, los porros siguen de moda, sobreviven al movimiento hippie.
Otra situación que difícilmente se daría hoy: aquel festival, que debió cambiar su emplazamiento inicial en el pueblo de Woodstock porque sus vecinos se negaron a permitir aquella orgía, encontró pronto nueva ubicación. Fue gracias al granjero Max Yasgur, que se dejó convencer por su hijo Sam y 'prestó' sus campos de alfalfa en Bethel para que fueran destrozados -aunque fuera a cambio de 50.000 dólares-. Hoy, Michael Lang, uno de los tres organizadores del recordado festival, lo ha intentado de nuevo, pero sin éxito; quería que el 40 aniversario fuera especial, pero, con la crisis, no ha encontrado patrocinadores que quisieran pagar los entre ocho y diez millones de dólares que podría salir organizar tres días de conciertos gratis en un parque de Brooklyn. Después pensó en hacer coincidir la cita con la Cumbre del Clima, en septiembre, pero tampoco.
Lo que sí queda para celebrar estas cuatro décadas es una gira llamada Héroes de Woodstock, con un puñado de los que allí estuvieron, aunque con un tirón discutible: Big Brother and The Holding Company, Caned Heat, Country Jo McDonald, Jefferson Starship, John Sebastian, Melanie, Ten Years After y Tom Constanten. Sobre todo teniendo en cuenta que los gustos musicales en aquel país también han variado, sólo hay que echar un vistazo a la lista 'Billboard' de los hits de este mes y a la de agosto de 1969: hoy está llena de raperos, música dance y voces como las de Milie Cyrus, que han comido terreno a rockeros como fueron los de la Creedence, presentes en Woodstock.
Los tiempos cambian
Esta misma noche, los Héroes de Woodstock estarán tocando en la campa de Bethel, aunque ahora hay allí un centro de música y artes con un auditorio para 15.000 personas.
Pero no sólo ha cambiado el aspecto de aquel campo de alfalfa. En Woodstock corría tanto ácido, del bueno y del malo, que por megafonía tuvieron que avisar de una partida de baja calidad que estaba causando intoxicaciones leves y alarmando a los asistentes: «No es veneno lo que estáis tomando. No vais a morir», tranquilizaron desde el escenario a los que ya estaban embarcados en un mal viaje.
Hoy, con tantos rockeros caídos por la droga, ya no tiene tanta gracia ver en pleno subidón a Pete Doherty que a Janis Joplin o Jimi Hendrix, -murieron ambos sólo un año después por sobredosis-. Tampoco es lo mismo que el guitarrista dedicara a Nixon aquel terroríficamente distorsionado 'barras y estrellas' que hacerlo al primer presidente negro de la historia de EE UU. Porque aunque siguen muriendo americanos e Irak y Afganistán, no es nada comparado con los críos que caían o volvían hechos un guiñapo de la guerra de Vietnam. Todo propiciaba un encuentro reivindicativo como aquél fue.
Si ni siquiera triunfó el amor libre, aquellos hippies se volvieron yuppies y se casaron hasta por la Iglesia. En cuanto al pacifismo... Basta echar la vista atrás a las dos últimas grandes ediciones conmemorativas del evento. En 1994, el de los 25 años, también regados por una enorme tormenta, cuatro de las 300.000 personas murieron ahogadas en medio de una enorme pelea en el barro.
Cinco años más tarde, en 1999, hubo 250.000 personas y muchos vándalos: el último día, cuando había menos gente, alguien prendió fuego a una montaña de basura, luego se le sumaron muchos y ya ardieron camiones, los puestos de vendedores -a los que acusaban de estafadores- y una torre de sonido. Miles de jóvenes prefirieron la guerra al esplendor hippie en la hierba. Alimentaban las hogueras nocturnas con lo que tenían a mano... Y la Policía investigó al menos seis denuncias de violaciones.
En 1969, la cosa también fue un desastre organizativo, pero pese a todo, allí hubo casi 400.000 personas y no hubo batallas campales.

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