jueves, 6 de agosto de 2009

Que les den candela


Que les den candela

Francisco Javier Chaín Revuelta

La lengua árabe no sólo es ciencia y cultura sino la misma catedral de la imaginación universal. La sublime civilización árabe permitió que Alfonso X el Sabio pudiera colocar la primera piedra para construir la literatura en español. ¿Quién si no Miguel de Cervantes y Saavedra es quien puede encontrar el manuscrito árabe que da vida a Alonso Quijano? ¿Quién si no los árabes llevan la caña a Iberia? ¿Quien si no Sadam Hussein, con la potencia de la lengua árabe, puede después de su asesinato y el de sus hijos, seguir enfrentando la Umma, la madre de todas las batallas, la batalla de la cual el propio imperio norteamericano no sabe como salir de la ratonera?

La madre de todas las batallas es frase que ya quedó grabada en el vocabulario mundial, en esa gramática universal común a todos los idiomas. Cualquiera de los mortales que pululan por éste y muchos lares, la usa ahora en cualquier circunstancia.

Viene a cuento porque Ángel Gómez Tapia, que la hace de presidente de la Unión Local de Productores de Caña, informó a Víctor Martínez Jiménez (El Sol, 5/agosto/09) que los cañeros enfrentarán su Umma, su madre de todas las batallas, al pelear por el cobro del remanente correspondiente a la zafra 2008-2009.

El mismo líder expresó que tal batalla no será fácil, porque a los industriales (¿Que raro?) sólo les gusta ganar-ganar y no compartir. Eso a pesar de que en la ley en vigor, el factor del cálculo del precio de la tonelada de caña es muy claro en cuanto a al precio promedio de venta del azúcar. Si hoy se hace el cálculo, existe un margen, a favor de los cañeros, de cuarenta y cinco pesos por tonelada.

Hay que recordar que hace pocos años, en el llamado congreso de la unión de esta especie de país, se libró una previa batalla, cuando ese agente del imperio norteamericano, conocido como el señor de las botas, el nefasto Fox, pretendió eliminar de un plumazo, el decreto cañero vigente y escribir otro decreto nuevo a modo y en beneficio de sus ambiciosos cómplices, los industriales y capitalistas que padecemos. Y, por supuesto, en contra de los ciudadanos honestos, de la única gente que si trabaja y produce para la sociedad, como son los trabajadores y los campesinos, sobre cuyos hombros y brazos descansa lo que queda de este país y a los cuales sólo les quieren dejar las migajas de lo que, ver para creer, ellos mismo producen.
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Para documentar tal ambición los cañeros y los medios denuncian que en forma mañosa, los industriales primero provocaron un desplome en el precio del azúcar para evadir un justo pago a los productores. Y ahora, mantienen un oligopolio en los principales centros de abasto del país, impulsando el precio por arriba de los seis mil pesos por tonelada, una vez culminado el cierre de la zafra.

Ser mañoso, es no ser honesto, es cargar los dados a favor, es ser tramposo. ¿Qué necesidad tienen los productores de caña de que zafra tras zafra tengan que estar “negociando” con gobiernos e industriales tramposos y mañosos? ¿Qué es lo que aportan los industriales? ¿Qué aporta el gobierno? El gobierno no aporta nada, si acaso reparte de manera insultante alguna dádiva, que llaman subsidio, y eso del dinero que no es suyo, que es del presupuesto, que es de todos los ciudadanos. ¿Los industriales que aportan? nada tampoco, ser propietario de una máquina que exprima la caña no es nada.

Sin lo caña no hay industria, pero sin industria si puede haber caña. Cualquier pequeña unión de productores puede exprimir su propia cosecha, no es la gran ciencia hacer jugo de caña. Desde una mediana unión de productores hasta una grande, pueden tener un ingenio, o una enorme y moderna factoría, y no la chatarra que “poseen” los que se ostentan de industriales.

¿Quien necesita patrones teniendo la cosecha? los productores no necesitan pedirles ni rogarles nada, ni a los industriales ni al gobierno, lo que necesitan es exprimir ellos mismos la caña y no darles su cosecha… mejor que les den candela… que les den candela…

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