lunes, 10 de agosto de 2009

México anda mendingando dinero al imperio que lo explota


MUNDO
México defiende su guerra a los narcos
Calderón reclama en la cumbre con Obama el dinero prometido para luchar contra los carteles y bloqueado por sus dudas sobre la limpieza de la Policía
10.08.09 -
MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO
Nadie espera grandes anuncios en la Cumbre Norteamericana que comenzó ayer en Guadalajara (Jalisco), pero México podría dar un paso fundamental en su incansable batalla contra el narcotráfico. El presidente azteca, Felipe Calderón, se propone desbloquear la llegada de los decisivos fondos estadounidenses que todavía se hacen de rogar. Aunque EE UU se comprometió a destinar casi mil millones de euros en tres años a la lucha contra los carteles de la droga, parte de ese dinero permanece congelado. Washington aguarda un informe para aclarar si la Policía mexicana respeta los derechos humanos en su persecución de lo narcos.
El objetivo de Calderón es vencer los recelos norteamericanos y convencer a Barack Obama de que sus dinero no sufraga desmanes policiales. El mandatario mexicano fue el primero en llegar a la capital de Jalisco, poco antes de las doce del mediodía (siete horas más en España), para preparar a fondo la cita tripartida a la que también acude Canadá. Precisamente, el primer ministro de este país, Stephen Harper, aterrizó sobre las dos y Obama comenzaba su segunda visita a México pasadas las cinco de la tarde. Nada más llegar al país, Calderón mantenía con ambos reuniones bilaterales de 45 minutos. Después, una cena completamente a solas, casi secreta. Tanto que los miembros de las delegaciones comían en un edificio aparte.
Los tres mandatarios llegan con sus propias prioridades al quinto encuentro entre gobernantes de Norteamérica. La cita fue ideada en 2005 por el ex presidente George W. Bush y la bautizó como la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (Aspan). Según algunos expertos, el dirigente conservador azteca aprovecharía la cena para charlar sobre el golpe de Estado en Honduras. Su intención es presionar para la restauración del orden constitucional en el país y convertirse en bisagra entre el norte y Centroamérica. Previsiblemente destacaría la importancia de la crisis porque algunos analistas temen que se repita una situación similar en El Salvador y Guatemala.
Obama, cuya luna de miel parece estar terminando en su país, parecía tener otros intereses. El viernes dijo que los asuntos más importantes «serán los continuos esfuerzos para fortalecer la economía, las iniciativas para combatir la gripe A, y la energía y el medio ambiente». Sin embargo, el narcotráfico y los recursos que se emplean en su lucha ocuparán el primer plano de la agenda. El asunto es espinoso. Calderón hizo del asedio al crimen organizado la prioridad de su Gobierno. Ha desplegado cerca de 45.000 soldados en las zonas más conflictivas, muchas cerca de la frontera común porque es justamente en Estados Unidos donde está el principal mercado de drogas.
Rebrote de la violencia
Los ajustes de cuentas, los tiroteos, los secuestros y los crímenes vinculados a esa terrible situación, lejos de contenerse, aumentan. El Gobierno sostiene que la violencia rebrota porque se remueve el hormiguero, pero lo cierto es que los muertos en lo que va de año son más de 4.000, y en todo 2008 fueron 6.000. Calderón quiere obtener de Obama el compromiso de que se mantenga la ayuda prometida en la Iniciativa Mérida. La Casa Blanca celebra los logros policiales de México, pero hay grupos sociales que han exigido al Congreso que congele los fondos. Argumentan que una ley federal permite suspender las subvenciones cuando, como ellos denuncian, los uniformados violan los derechos en el cumplimiento de sus misiones policiales.
El asunto no pinta del todo bien. Obama respalda los esfuerzos de Calderón, pero insiste en que las fuerzas del orden mexicanas deben asegurar el respeto a los derechos humanos. Tampoco quedará fuera del diálogo la crisis económica global ni la disputa entre EE UU y México sobre la prohibición del Congreso de Washington a un programa piloto que permitía, según lo acordado hace 15 años, la libre circulación de camiones mexicanos en las autopistas estadounidenses.

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