CULTURA
'Recorridos borgeanos'
M. V.
BUENOS AIRES
Después de la muerte de Borges en la lejana Ginebra, donde yacen sus restos, comenzaron a hacerse habituales los 'recorridos borgeanos' por su querida Buenos Aires, donde muchos de sus amigos y familiares creen -contra su viuda- que el escritor hubiera querido descansar para siempre.
Uno de los pioneros de las caminatas fue el filósofo y escritor Alejandro Frango, que invitaba a los paseantes, curiosos de la literatura argentina y de los barrios bajos, a caminar por los sitios de Palermo que inspiraron al autor, y a la casa museo del artista plástico y amigo de Borges, Xul Solar.
Más tarde, el grupo de historiadores Eternautas, que lleva a porteños y turistas del extranjero a recorrer Buenos Aires con mirada histórica, comenzaron a ofrecer un tour literario, que visita las zonas que inspiraron a los escritores locales. De ese tour se desprendió un recorrido específico sobre Borges, el más demandado, que se realiza andando y en bus. Los extranjeros, muchos de ellos lectores de Borges, quieren descubrir la ciudad que despertó tan bellos poemas.
Actualmente el gobierno de la ciudad también tiene su circuito, pero se trata casi de una sugerencia. En su sitio de Internet, el ente de turismo propone empezar por su solar natal, en la calle Tucumán. Ir luego hacia la vieja Facultad de Filosofía y Letras, donde el escritor dictaba sus cursos de literatura inglesa y norteamericana. De ahí a la Biblioteca Miguel Cané, donde se aburrió durante muchos años no muy felices de su vida, según sus biógrafos.
Luego a la Biblioteca Nacional, de la que fue director en su laberinto. Cerca, su último departamento, en la calla Maipú, y otras residencias menos emblemáticas en las que pasó algunos años de su vida.
Más tarde se puede llegar hasta el Jardín Japonés, recomienda la autoridad de turismo, al querido Zoológico de Palermo, a la calle Serrano y su manzana mítica. La casa de su amigo escritor, Evaristo Carriego, el museo Xul Solar, y la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, dirigida por su viuda, María Kodama
'Recorridos borgeanos'
M. V.
BUENOS AIRES
Después de la muerte de Borges en la lejana Ginebra, donde yacen sus restos, comenzaron a hacerse habituales los 'recorridos borgeanos' por su querida Buenos Aires, donde muchos de sus amigos y familiares creen -contra su viuda- que el escritor hubiera querido descansar para siempre.
Uno de los pioneros de las caminatas fue el filósofo y escritor Alejandro Frango, que invitaba a los paseantes, curiosos de la literatura argentina y de los barrios bajos, a caminar por los sitios de Palermo que inspiraron al autor, y a la casa museo del artista plástico y amigo de Borges, Xul Solar.
Más tarde, el grupo de historiadores Eternautas, que lleva a porteños y turistas del extranjero a recorrer Buenos Aires con mirada histórica, comenzaron a ofrecer un tour literario, que visita las zonas que inspiraron a los escritores locales. De ese tour se desprendió un recorrido específico sobre Borges, el más demandado, que se realiza andando y en bus. Los extranjeros, muchos de ellos lectores de Borges, quieren descubrir la ciudad que despertó tan bellos poemas.
Actualmente el gobierno de la ciudad también tiene su circuito, pero se trata casi de una sugerencia. En su sitio de Internet, el ente de turismo propone empezar por su solar natal, en la calle Tucumán. Ir luego hacia la vieja Facultad de Filosofía y Letras, donde el escritor dictaba sus cursos de literatura inglesa y norteamericana. De ahí a la Biblioteca Miguel Cané, donde se aburrió durante muchos años no muy felices de su vida, según sus biógrafos.
Luego a la Biblioteca Nacional, de la que fue director en su laberinto. Cerca, su último departamento, en la calla Maipú, y otras residencias menos emblemáticas en las que pasó algunos años de su vida.
Más tarde se puede llegar hasta el Jardín Japonés, recomienda la autoridad de turismo, al querido Zoológico de Palermo, a la calle Serrano y su manzana mítica. La casa de su amigo escritor, Evaristo Carriego, el museo Xul Solar, y la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, dirigida por su viuda, María Kodama
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